Hasta ahora no se ha encontrado un remedio confiable y definitivo para quienes padecen la terrible epidemia del SIDA. Por eso, las medidas tomadas para luchar contra este mal consisten mayormente en evitar que quienes no han sido infectados se contagien.
Se dice que no hay posibilidad de protegerse segura y definitivamente de esa epidemia. Sin embargo, existe un medio para luchar contra la infección del SIDA. Si fuese aplicado individualmente, cabría la posibilidad de poner término a esta espantosa epidemia, y quizás exterminarla. Pero muchos rechazan esta clase de protección. ¿Por qué? Porque esto los obligaría a cambiar su manera de vivir, y no están dispuestos a ello.
El «remedio» propuesto es el que el Creador ordenó, el cual tiene dos nombres:
- abstinencia (antes del casamiento)
- y fidelidad (en el matrimonio).
Esta «receta» se halla en la Escritura; nosotros, los seres humanos, no podemos hacer nada mejor que atenernos estrictamente a ella (1 Corintios 6:18-20; Hebreos 13:4…)
Cuando Dios advierte o aconseja algo en las Escrituras, siempre es para nuestro bien. Si no los tomamos con seriedad, tampoco deberíamos sorprendernos por las consecuencias.
Mas para quienes sufren esas consecuencias en su propio cuerpo,
Pily Carcamo.
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